16:00
Horas
Sentada a la mesa junto a sus
compañeras comparte con alegría lo acontecido hace algunos días en el festival
escolar de sus dos pequeños hijos, describe a fondo cada uno de los detalles del
disfraz de mariposa que diseñó para su hija, el tocar dicho tema abre la puerta
a los recuerdos almacenados en una parte muy intima, sus amigas le alientan para
que no se guarde para sí las imágenes de su memoria, efusivamente y con
petición en coro le piden que las comparta.
Comienza a narrar el día en que arribó
a la ciudad, con poca ropa en una caja de cartón, a su lado venía una máquina
de coser, dos bolsas de plástico que en su interior contenían una gran cantidad
de notas de revistas de modas que hablaban acerca de pasarelas internacionales, así como moldes
y plantillas de prendas de vestir, todos diseños de su autoría. En el
pueblo se dedicaba a ejecutar el arte de la costura, solo que por las
condiciones socioeconómicas que prevalecían en los lugareños lo que abundaba
eran solo trabajos pequeños como bastillas, parches y remiendos, cada día eran
menos los trabajos en forma solicitados y mucho más su necesidad, la cual
parecía crecer casi tan rápido como lo hacían sus hijos.
La más pequeña acababa de cumplir los
tres años y no pudo ni siquiera comprarle un pastel para celebrarla, el mayor
pasaba de los cinco, sobra decir que sus carencias eran perceptibles metros
antes de que cruzara la puerta de entrada del jardín de niños, tanto por su
apariencia como por el hambre que siempre le acompañaba.
Tres días después del onomástico de su
hija tuvo lugar la decisión que desde meses antes venía dando vueltas en su
cabeza, en definitivo era necesario abandonar el pueblo, aquel lugar donde ya
nada parecía fértil, la ciudad se mostraba prometedora en todos los sentidos,
principalmente deseaba arribar a ella para dar inicio a una exitosa carrera
como modista.
Después de nueve horas de viaje descendió
en el andén número veintitrés de la central de autobuses de la capital, una vez
abajo y con sus improvisadas valijas a cuestas, junto con sus niños abordó un
taxi, el vehículo la trasladó a las puertas de una vecindad de las tantas recién
fundadas en la colonia que eligió para vivir, en ella habría de instalar tanto
su hogar como su modesto taller, en el cual la falta de accesorios e
instalaciones vistosas serían compensadas con las altas dosis de talento que
tantas veces habían reconocido cientos de personas en el ejercicio de su
oficio.
16:28
Horas
“Ring
Ring” suena el teléfono
que se encuentra en la cocina-comedor,
llamada para Julia, tendrá que interrumpir la historia que relataba, sus
compañeras le piden que prontamente continúe con su narrativa, todas se
muestran interesadas, lo cual ella agradece, como seña de ello recibe sus sonrisas,
besos y abrazos, acto seguido entra al baño donde retoca su peinado y
maquillaje, presiona dos veces el atomizador de su perfume, inclina ligeramente
su cabeza hacia el frente mientras coloca un poco de cocaína en una estampita de la Virgen de Talpa, acerca
el polvo blanco a su fosa nasal izquierda y en un instante lo aspira, revisa
por última vez su impecable apariencia en el manchado espejo del baño, al salir
cierra la puerta con gesto triunfal, se siente nuevamente entre nubes, estatus
perfecto para entumir su alma mientras entrega el cuerpo al sujeto que ha
pagado al administrador del hotel los doscientos pesos que se requieren para tenerla
durante cuarenta y cinco minutos.
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