Seguidores

martes, 25 de noviembre de 2014

Hotel León

16:00 Horas

Sentada a la mesa junto a sus compañeras comparte con alegría lo acontecido hace algunos días en el festival escolar de sus dos pequeños hijos, describe a fondo cada uno de los detalles del disfraz de mariposa que diseñó para su hija, el tocar dicho tema abre la puerta a los recuerdos almacenados en una parte muy intima, sus amigas le alientan para que no se guarde para sí las imágenes de su memoria, efusivamente y con petición en coro le piden que las comparta.

Comienza a narrar el día en que arribó a la ciudad, con poca ropa en una caja de cartón, a su lado venía una máquina de coser, dos bolsas de plástico que en su interior contenían una gran cantidad de notas de revistas de modas que hablaban acerca de  pasarelas internacionales, así como moldes y plantillas de prendas de vestir, todos diseños de su autoría. En el pueblo se dedicaba a ejecutar el arte de la costura, solo que por las condiciones socioeconómicas que prevalecían en los lugareños lo que abundaba eran solo trabajos pequeños como bastillas, parches y remiendos, cada día eran menos los trabajos en forma solicitados y mucho más su necesidad, la cual parecía crecer casi tan rápido como lo hacían sus hijos.

La más pequeña acababa de cumplir los tres años y no pudo ni siquiera comprarle un pastel para celebrarla, el mayor pasaba de los cinco, sobra decir que sus carencias eran perceptibles metros antes de que cruzara la puerta de entrada del jardín de niños, tanto por su apariencia como por el hambre que siempre le acompañaba.

Tres días después del onomástico de su hija tuvo lugar la decisión que desde meses antes venía dando vueltas en su cabeza, en definitivo era necesario abandonar el pueblo, aquel lugar donde ya nada parecía fértil, la ciudad se mostraba prometedora en todos los sentidos, principalmente deseaba arribar a ella para dar inicio a una exitosa carrera como modista.

Después de nueve horas de viaje descendió en el andén número veintitrés de la central de autobuses de la capital, una vez abajo y con sus improvisadas valijas a cuestas, junto con sus niños abordó un taxi, el vehículo la trasladó a las puertas de una vecindad de las tantas recién fundadas en la colonia que eligió para vivir, en ella habría de instalar tanto su hogar como su modesto taller, en el cual la falta de accesorios e instalaciones vistosas serían compensadas con las altas dosis de talento que tantas veces habían reconocido cientos de personas en el ejercicio de su oficio.

16:28 Horas


“Ring Ring” suena el teléfono  que se encuentra en la cocina-comedor, llamada para Julia, tendrá que interrumpir la historia que relataba, sus compañeras le piden que prontamente continúe con su narrativa, todas se muestran interesadas, lo cual ella agradece, como seña de ello recibe sus sonrisas, besos y abrazos, acto seguido entra al baño donde retoca su peinado y maquillaje, presiona dos veces el atomizador de su perfume, inclina ligeramente su cabeza hacia el frente mientras coloca un poco de cocaína en una estampita de la Virgen de Talpa, acerca el polvo blanco a su fosa nasal izquierda y en un instante lo aspira, revisa por última vez su impecable apariencia en el manchado espejo del baño, al salir cierra la puerta con gesto triunfal, se siente nuevamente entre nubes, estatus perfecto para entumir su alma mientras entrega el cuerpo al sujeto que ha pagado al administrador del hotel los doscientos pesos que se requieren para tenerla durante cuarenta y cinco minutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario