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martes, 4 de julio de 2017

Dulce Guerrilla

Era tan amarilla como podría imaginársele, soñó siempre con vencer la opresión de los poderosos, creció con ideas liberales habitando una república de alguna llanura costera, donde las principales fuentes económicas se basaban en el truque, específicamente de bienes naturales, vendían agua a comunidades vecinas, árboles gigantes ya en su punto a prados resecos que habían optado por la industrialización y sobre todo, exportación de capital intelectual, consultores a los que más valía comprar de tajo, a pagar grandes cantidades en cada una de sus asesorías individuales.

El reinado de la familia en el poder, desde hace tantos años encumbrada pasaba los límites del exceso, la familia real pasaba las horas bañando sus desnudos cuerpos en jarabes de frambuesa, con hielos flotando en rededor, perdices, pavorreales y auroras boreales gestadas artificialmente por maquinas costosas, quienes dominaban los números y eran conocedores de la tecnología calculaban que con los costos de operación por cada día de una de aquellas máquinas podría combatirse la mancha azul, una gran plaga que azotaba cada año a todo el país, y que, desde que los Prat se entronaron, habían dejado de investigar, creando medidas más o menos pasajeras, más para representar que se le combatía que para realmente hacerlo.

El ver como la más reciente oleada de la mancha azul destruyó a tantos de su familia y amigos fue lo que la llevó a romper las leyes contra la conspiración, saltando distintas barreras, tanto literales como figuradas, logró congregarse con nueve sabios de distintas áreas que liderarían la siguiente revolución.

Un experto en explosivos, dos más en comunicaciones, una mujer sabia en lo concerniente a la estrategia militar, nombrada llanamente como La Generala, dos hombres más conocedores del terreno, sobre todo en lo que respecta a fuentes de alimentos y mantos acuíferos, y dos figuras cercanas a ella, sus incondicionales, encargado uno de aconsejarle para las decisiones criticas y uno más de protegerla.

La fecha se eligió, se enviaron telegramas y mensajes cifrados por los canales secretos, el día final de la tiranía de los Prat tenía ya cita en el calendario, la olla libertaría estaba a punto de ebullición, esperando solamente la señal de ataque, armados con herramientas, tanto intelectuales como las fabricadas con hierro y las operadas haciendo uso de la pólvora.


Es la mañana de un 14 de Noviembre de un 1973, no hubo revolución, tampoco siguió la tiranía, la república en cuestión no existe más, todas y cada una de las piñas fueron arrancadas de la tierra, los Prat y sus compinches conservadores descansan ahora en los huacales de un mercado, vendiéndose a tres por 5 pesos, debajo de ellos, irónicamente, se encuentra también ella, la extinta líder, junto con el que pudo haber sido su ejercito libertario, todos tan amarillos, ella un poco más, tanto como Usted pueda imaginársela.

* Al igual que el total de los escritos contenidos en el blog "Letras en Martes" la autoría corresponde a Orfil Erubiel Aguilar Ibarra, cualquier uso en el cual no se cite la fuente original y la autoría será tomada como plagio.

2 comentarios:

  1. Esas pilas siempre anhelando libertad tratando de alcanzar el azul del cielo con sus hojas en forma de corona y terminando siempre en un mercado si bien les va. Saludos profe

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    1. Como bien lo dices estimado Juan Ra : "si bien les va" :), ¡un saludo!

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